Miles de empleados protestan contra la fábrica de iPhones en China

La mayor planta de fabricación de iPhones, propiedad de Foxconn en China (Zhengzhou), ha sido escenario de disturbios durante la última semana. El descontento latente de los trabajadores se ha convertido en una protesta en los últimos días y se han producido enfrentamientos con la seguridad local.

Foxconn se disculpó ayer por un "error técnico" relacionado con el pago, que se produjo después de la contratación del último grupo de trabajadores. Esos trabajadores señalaron incoherencias en las prestaciones salariales. Para contener el malestar, la empresa ofreció a cada nuevo trabajador 10.000 yuanes para que renunciara a su puesto y abandonara la obra.

La estrategia parece haber funcionado, ya que se informa de que más de 20.000 trabajadores aceptaron la condición. Se trataba principalmente de nuevos contratados que aún no trabajaban en las líneas de producción. Antes de que comenzara el problema, más de 200.000 empleados trabajaban en la fábrica.

Este escenario podría afectar negativamente a la producción del iPhone y, por tanto, a los envíos. El 7 de noviembre, Apple ya había dicho que esperaba envíos más pequeños de iPhone 14 Pro y Pro Max de lo que se había previsto anteriormente, y el minorista "Best Buy" advirtió de una escasez de los iPhones de última generación en las tiendas esta temporada de vacaciones.

Algunos analistas estiman que si el problema actual se prolonga hasta diciembre, se fabricarán unos 10 millones de iPhones menos de los previstos inicialmente. Otros proyectan que habrá entre un 25% y un 30% menos de iPhone 14 Pros de lo habitual en la temporada de compras navideñas.

Por otro lado, una fuente interna de Foxconn dijo a Reuters que "(...) el incidente tiene un gran impacto en nuestra imagen pública, pero poco en nuestra capacidad. Nuestra capacidad actual no se ha visto afectada", ya que las personas que se van aún no han recibido formación ni han empezado a trabajar.

El malestar de los trabajadores fue provocado, en parte, por las estrictas restricciones impuestas por COVID, que obligan a la fábrica a operar en modo "circuito cerrado" y a colocar a los nuevos contratados en dormitorios compartidos con personas positivas al virus.